Publicación: 14 octubre 2024 –
El famoso informe Draghi: “el futuro de la competitividad europea”, publicado recientemente, pone de manifiesto la necesidad de inversión que tendrá que acometer el continente europeo si quiere seguir compitiendo con China y EE.UU.
El documento cuantifica en 900.000 millones de euros anuales en proyectos que Europa tendrá que movilizar para no perder su posición. Pero lo que resulta realmente relevante de este informe es la forma en la que manifiesta el momento de transformación a nivel global que estamos viviendo desde hace unos años.
Un cambio de paradigma donde existen una serie de fuerzas transformadoras que serán fundamentales en el crecimiento a nivel mundial a lo largo de las próximas décadas, pero también a la hora de diseñar las estrategias de inversión más eficaces.
1. Desglobalización
Ese cambio de paradigma nos está empujando hacia un proceso imparable de desglobalización, en el que existe un riesgo de que las decisiones de inversión se rijan cada vez menos por criterios económicos, lo que puede generar mayores costes e inversiones.
Estamos en un retorno a la producción cerca de los consumidores y hacia una pérdida de competitividad de las empresas, por el incremento de los costes salariales. Para compensar esta realidad, el acceso a energía barata, el cambio en algunos procesos productivos y encontrar localizaciones más eficientes serán claves para la supervivencia de muchas empresas.
2. Digitalización
Una gran parte de la inversión en el ámbito de la innovación tecnológica va destinado a la construcción de nuevos centros de datos con capacidades mucho mayores, a nuevas infraestructuras capaces de alimentar el elevado consumo eléctrico y a la creación de nuevos chips capaces de procesar la información de forma más eficiente.
La magnitud de la inversión en digitalización es evidente sólo Meta, Google y Amazon invirtieron aproximadamente 200.000 millones de dólares en 2023, pero existen algunos riesgos a los que atender durante todo este proceso, como la capacidad de la IA a la hora de aportar las prometidas ganancias en productividad, la velocidad a la que se logre implementar esas mejoras previstas, así como la cantidad de energía aparejada a algunos de estas nuevas infraestructuras, que en ocasiones chocan con algunos otros intereses que ponen en riesgo determinados proyectos.
3. Descarbonización
La transición hacia una economía descarbonizada que promueva la sostenibilidad ambiental y el aumento del gasto en defensa, para garantizar la seguridad nacional, son factores relevantes que juegan roles decisivos en la configuración de estrategias de inversión.
Además de las razones medioambientales, existe un creciente interés por captar inversiones en descarbonización, una tendencia que irá en aumento en los próximos años.
4. Defensa
La inversión prevista en defensa en los países desarrollados no para de crecer, en función del incremento de los riesgos geopolíticos de los últimos años. EE.UU. dedica ya 916.000 millones de dólares y Europa tiene desde 2014 un objetivo acordado del 2% del PIB para invertir en defensa.
Sólo a raíz del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, alcanzó los 350.000 millones, cerca de ese objetivo del 2%, pero con visos de incrementarse en mayor o menor medida, en función del resultado de las elecciones americanas que se celebran en noviembre. Lo mismo ocurre con otras potencias como China, Rusia e India, con un creciente gasto de defensa, ya por encima de los 500.000 millones entre los tres.
Las 4Ds (Desglobalización, Digitalización, Descarbonización y Defensa) están redefiniendo el panorama de la inversión a nivel global. Las empresas e inversores que sepan adaptarse a estos cambios tendrán mayores oportunidades de éxito en un entorno cada vez más competitivo y en constante evolución.
Rafael Ciruelos Gómez del Valle
Director de Análisis y Producto de inversiones líquidas[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
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